Para iniciar un programa de natación, primero ha de hallar usted una
piscina adecuada. En los Estados Unidos hay más de 2,5 millones de
piscinas públicas y privadas. Aunque a los nadadores de competición les
gusta entrenarse en piscinas de tamaño olímpico, muchos nadadores
principiantes hallan los 50 metros de longitud de estas piscinas más
bien intimidantes. En cualquier caso, la mayoría de las piscinas
—incluso muchas publicitadas como de tamaño olímpico— tienen unos más
manejables 25 metros . Debería intentar evitar las piscinas más cortas
de 20 metros ; tendrá que dar frecuentes vueltas, lo cual reduce la
intensidad de su ejercicio.
La piscina debe de tener canales
en los bordes para contrarrestar el efecto de las olas y carriles
formados por boyas o líneas pintadas en el fondo para guiarle. La
temperatura ideal del agua para una sesión es alrededor de los 26-27
grados; en agua más caliente, gastará usted demasiada energía
desprendiéndose del calor generado por el ejercicio.
Puede
que considere usted satisfactorio nadar largos de piscina uno tras
otro; si es así, siga con ello. Pero mucha gente pierde interés o no
consigue mejorar sustancialmente si repite el mismo entrenamiento
semana tras semana. Una forma de variar un programa de natación es la
«natación interrumpida», una técnica de entrenamiento adaptable a
nadadores de todos los niveles. Esto entraña descansar entre cada largo
o conjunto de largos, normalmente durante un minuto o menos, a fin de
recuperar el oxígeno sin que su ritmo cardíaco caiga por debajo de su
zona de ejercicio. Cambiando la longitud y la frecuencia de estos
períodos de descanso, puede controlar usted sus progresos, como se
describe en el recuadro de la página opuesta.
Puede
comprobar su ritmo cardíaco durante los períodos de descanso entre
largos. Sin embargo, no utilice la misma fórmula del ritmo cardíaco de
ejercicio cuando nade que cuando realice ejercicios en seco. Los
estudios han demostrado que el ritmo cardíaco se mantiene de forma
natural a un nivel más bajo cuando se nada que cuando se ejercita uno en
el suelo. Esto se debe en parte a que su corazón no tiene que trabajar
tan intensamente para mantener estable la temperatura de su cuerpo
mientras nada que cuando se ejercita fuera del agua. Para nadar, reste
su edad de 205, antes que de 220, y multiplique el resultado por un 65
por ciento y un 85 por ciento para determinar su zona de ritmo cardíaco
de ejercicio.
Puesto que el agua está constantemente en
contacto con usted, enfriándolo, mientras nada, puede que sude mucho sin
saberlo. Asegúrese de reponer sus líquidos perdidos bebiendo un vaso o
dos de agua antes de meterse en la piscina, cada 20 a 30 minutos durante
su ejercicio, y de nuevo cuando haya terminado. También puede comer
antes de nadar. Es una creencia común que comer antes de nadar puede
producir severos calambres en el estómago; sin embargo, ninguna
investigación ha probado jamás esto. En un estudio, los nadadores
comieron a intervalos de media hora a tres horas antes de una enérgica
sesión de natación. Ninguno de ellos informó de náuseas o calambres en
el estómago durante o después del ejercicio.
Si es usted
un principiante, vale la pena que tome lecciones de natación, e incluso
los nadadores intermedios pueden beneficiarse de mejorar un poco su
técnica. Una brazada ineficiente hace que el nadar sea a la vez más
torpe y más duro. Una brazada eficiente convierte la natación no sólo en
un ejercicio perfecto, sino también en una forma perfecta de relajarse.
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